El neoliberalismo prácticamente confiscó todos los beneficios sociales logrados por los campesinos y los productores durante los 10 años de Revolución, afirmaron el titular del Ministerio Agropecuario y Forestal (MAGFOR) y el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), Edgardo García, al reseñar los graves daños causados al país por los gobiernos de Violeta de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.
Con la Revolución, más de 120 mil familias campesinas recibieron sus títulos de Reforma Agraria y la población del campo recibió cerca de un millón 600 mil manzanas de tierras, más beneficios sociales, facilidades y créditos, lo que les devolvió su identidad productiva y les permitió incorporarse al desarrollo económico del país, pese a la guerra de agresión que financiaba Estados Unidos.
Bucardo recordó que tras asumir su cargo, Chamorro emitió los nefastos decretos 10-90 para revertir la Reforma Agraria sandinista y el 11-90, que permitía la devolución de tierras a sus supuestos antiguos dueños y el desalojo de los que las ocupaban.
“Si no ha sido por una lucha de la gente de manera organizada, aquí el campesino se queda totalmente sin tierras; es decir, aquí hubo una voluntad expresa, desde el punto de vista legal, desde el punto de vista de cómo operaba el Gobierno, despojar a los campesinos de ese millón 600 mil manzanas de tierra, que se había traslado a manos de los campesinos”, dijo el ministro del MAGFOR.
Contra reforma agraria en el campo
Lo que puso en marcha Chamorro fue una contra-reforma agraria para confiscar las tierras de los pequeños productores, que estaban aportando con su trabajo al desarrollo económico del país y además, subsistían, explicó el funcionario.
Pero además pusieron en marcha una serie de medidas, con el objetivo de despojar, no sólo a los que habían recibido tierras, sino a aquellos pequeños y medianos productores que habían logrado resistir, desde el punto de vista productivo.
Bucardo señaló que en 1990 habían 85 mil campesinos que recibían créditos, al año siguiente se redujeron a 10 mil y luego cerraron totalmente las llaves del crédito y hasta los mismos bancos.
Los grandes productores, en su mayoría ligados al gobierno, pasaron a ser los principales sujetos de crédito, pero como nunca pagaron porque no tenían esa vocación, los bancos posteriormente quebraron.
“Todo eso eran medidas de los Gobiernos neoliberales, para irle confiscando al pequeño productor la posibilidad de poder continuar sembrando, produciendo. Una serie de medidas de cara a arrancarle al pequeño productor sus fincas, y para eso se creó la famosa Cobra, presuntamente para recuperar esos créditos, pero más bien sirvió para completar el atraco neoliberal a los campesinos.
Miles al desempleo y sin alternativas
El secretario general de la ATC, Edgardo García, señaló que fruto de esas políticas neoliberales miles de campesinos pasaron al desempleo total, ya que retomaron las tierras con los desalojos violentos, impidieron las siembras y bloquearon toda posibilidad de financiamiento hacia los sectores rurales.
“El cierre del espacio financiero para las empresas de los pequeños y medianos productores, tiene que ver con una política deliberada de reconcentración de capital, tierras, dinero, instalaciones, almacenes, equipos, todos los medios de producción de nuevo reconcentrados en pocas manos”, recalcó García.
“Esa fue la política de reconcentración, de restauración del sistema oligárquico, del sistema terrateniente, del sistema de los banqueros, porque hubo un período en el que se decía que la producción no era el espacio para desarrollarse, que era el comercio”, añadió.
“Fue un período en el que, para conseguir un carro, era más fácil ir al banco, ahí dejabas vos tu casa, dejabas lo que fuera y te daban el carro. Pero si era para sembrar una manzana de tomate o de verduras, o para abrir una galera de pollos ¡no! no había financiamiento!”, lamentó.
Promovieron violencia y muerte
Ariel Bucardo dijo que además de despojar y someter al campesinado al hambre y la miseria, los gobiernos neoliberales propiciaron el enfrentamiento entre bandos, principalmente entre sectores sandinistas y de la ex Resistencia Nicaragüense, así como con los desmovilizados del Ejército.
Eso generó mucha violencia y muertes en el campo. Los gobiernos neoliberales azuzaron a los desmovilizados de la extinta ex contra para enfrentarlos con las cooperativas.
“Recordemos que todo esto iba acompañado con medidas de quitarles a las familias campesinas todas aquellas posibilidades de prestaciones o servicios sociales; se abandonó el campo, desde el punto de vista de la salud, desde el punto de vista de la educación, y se abandonó todo lo que era servicio de asistencia técnica al sector rural”, enfatizó Bucardo.
Bucardo expresa que el neoliberalismo simultáneamente comenzó a concentrar los bienes productivos, tierras, servicios financieros, mercados y agroindustria para conformar los llamados “cluster”, un modelo capitalista de desarrollo, implantados en zonas de poca concentración poblacional. Esos polos estaban ubicados en lugares con mayores infraestructuras, mejores caminos y carreteras, donde había electricidad, redes de comunicación, y servicios básicos, pero lejos de los pequeños productores.
Esto obligó a campesinos a emigrar del campo a la ciudad y ahí se iniciaron los cordones de campesinos en las cercanías de las ciudades más grandes como Matagalpa, Jinotega y Estelí.
Con la Revolución, más de 120 mil familias campesinas recibieron sus títulos de Reforma Agraria y la población del campo recibió cerca de un millón 600 mil manzanas de tierras, más beneficios sociales, facilidades y créditos, lo que les devolvió su identidad productiva y les permitió incorporarse al desarrollo económico del país, pese a la guerra de agresión que financiaba Estados Unidos.
Bucardo recordó que tras asumir su cargo, Chamorro emitió los nefastos decretos 10-90 para revertir la Reforma Agraria sandinista y el 11-90, que permitía la devolución de tierras a sus supuestos antiguos dueños y el desalojo de los que las ocupaban.
“Si no ha sido por una lucha de la gente de manera organizada, aquí el campesino se queda totalmente sin tierras; es decir, aquí hubo una voluntad expresa, desde el punto de vista legal, desde el punto de vista de cómo operaba el Gobierno, despojar a los campesinos de ese millón 600 mil manzanas de tierra, que se había traslado a manos de los campesinos”, dijo el ministro del MAGFOR.
Contra reforma agraria en el campo
Lo que puso en marcha Chamorro fue una contra-reforma agraria para confiscar las tierras de los pequeños productores, que estaban aportando con su trabajo al desarrollo económico del país y además, subsistían, explicó el funcionario.
Pero además pusieron en marcha una serie de medidas, con el objetivo de despojar, no sólo a los que habían recibido tierras, sino a aquellos pequeños y medianos productores que habían logrado resistir, desde el punto de vista productivo.
Bucardo señaló que en 1990 habían 85 mil campesinos que recibían créditos, al año siguiente se redujeron a 10 mil y luego cerraron totalmente las llaves del crédito y hasta los mismos bancos.
Los grandes productores, en su mayoría ligados al gobierno, pasaron a ser los principales sujetos de crédito, pero como nunca pagaron porque no tenían esa vocación, los bancos posteriormente quebraron.
“Todo eso eran medidas de los Gobiernos neoliberales, para irle confiscando al pequeño productor la posibilidad de poder continuar sembrando, produciendo. Una serie de medidas de cara a arrancarle al pequeño productor sus fincas, y para eso se creó la famosa Cobra, presuntamente para recuperar esos créditos, pero más bien sirvió para completar el atraco neoliberal a los campesinos.
Miles al desempleo y sin alternativas
El secretario general de la ATC, Edgardo García, señaló que fruto de esas políticas neoliberales miles de campesinos pasaron al desempleo total, ya que retomaron las tierras con los desalojos violentos, impidieron las siembras y bloquearon toda posibilidad de financiamiento hacia los sectores rurales.
“El cierre del espacio financiero para las empresas de los pequeños y medianos productores, tiene que ver con una política deliberada de reconcentración de capital, tierras, dinero, instalaciones, almacenes, equipos, todos los medios de producción de nuevo reconcentrados en pocas manos”, recalcó García.
“Esa fue la política de reconcentración, de restauración del sistema oligárquico, del sistema terrateniente, del sistema de los banqueros, porque hubo un período en el que se decía que la producción no era el espacio para desarrollarse, que era el comercio”, añadió.
“Fue un período en el que, para conseguir un carro, era más fácil ir al banco, ahí dejabas vos tu casa, dejabas lo que fuera y te daban el carro. Pero si era para sembrar una manzana de tomate o de verduras, o para abrir una galera de pollos ¡no! no había financiamiento!”, lamentó.
Promovieron violencia y muerte
Ariel Bucardo dijo que además de despojar y someter al campesinado al hambre y la miseria, los gobiernos neoliberales propiciaron el enfrentamiento entre bandos, principalmente entre sectores sandinistas y de la ex Resistencia Nicaragüense, así como con los desmovilizados del Ejército.
Eso generó mucha violencia y muertes en el campo. Los gobiernos neoliberales azuzaron a los desmovilizados de la extinta ex contra para enfrentarlos con las cooperativas.
“Recordemos que todo esto iba acompañado con medidas de quitarles a las familias campesinas todas aquellas posibilidades de prestaciones o servicios sociales; se abandonó el campo, desde el punto de vista de la salud, desde el punto de vista de la educación, y se abandonó todo lo que era servicio de asistencia técnica al sector rural”, enfatizó Bucardo.
Bucardo expresa que el neoliberalismo simultáneamente comenzó a concentrar los bienes productivos, tierras, servicios financieros, mercados y agroindustria para conformar los llamados “cluster”, un modelo capitalista de desarrollo, implantados en zonas de poca concentración poblacional. Esos polos estaban ubicados en lugares con mayores infraestructuras, mejores caminos y carreteras, donde había electricidad, redes de comunicación, y servicios básicos, pero lejos de los pequeños productores.
Esto obligó a campesinos a emigrar del campo a la ciudad y ahí se iniciaron los cordones de campesinos en las cercanías de las ciudades más grandes como Matagalpa, Jinotega y Estelí.
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